lunes, 11 de abril de 2022

MI BANDERA

 Según me recuerda la Cartilla del Servicio Militar "La Blanca" presté juramento de fidelidad  a la bandera un 14 de marzo de 1982, un año y pocos días después del intento de Tejero de llevarnos de nuevo a la España negra, de la que a duras penas estábamos saliendo.



En aquella ocasión mi juramento de fidelidad fue a la bandera del aguilucho, la que me tocó, a pesar que desde octubre de 1981 ya teníamos un nuevo escudo. Quiero suponer  que por economizar, se siguieron utilizando las cartillas viejas. No era consciente del significado del escudo del aguila de San Juan, como simbolo de aquel franquismo en el que había crecido. Hice lo que se hacía entonces, quitarte la mili cuanto antes para empezar a trabajar. Si existía la objeción de conciencia  ni me lo planteé; cuanto antes acabara con todo aquello, pues mejor.

Me hice cabo, y de este modo me ahorré tres meses de mili.

Tanta prisa, para ir directamente al paro durante varios años.

Pero  este proximo 14 de mayo, me he apuntado para junto con otros 1.999 zaragozanos/as jurar fidelidad a la bandera. Es un acto voluntario y meditado

 ¡Españoles! ¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor guardar la Constitución como

norma fundamental del Estado,con lealtad al Rey y, si precisofuera, entregar vuestra vida en

defensa de España? Sí, lo hacemos   Y lo hago convencido de que España es uno de los mejores países del mundo para vivir, orgulloso de nuestra Constitución y de la sociedad que hemos construido desde 1978. Pais solidario, con el mayor índice de donación de órganos del mundo; que hemos salido juntos de la pandemia, gracias a una de las mayores tasas mundiales de vacunación. Con una historia, patrimonio,  riqueza y variedad cultural  impresionante. Un sistema público de sanidad y servicios sociales  que procura no dejar a nadie en la cuneta. Porque la patria no es un destino en lo universal, como decía áquel. La Patria somos los ciudadanos

La pandemia me ha hecho  rendirme ante el esfuerzo incansable de sanitarios (mi mujer y mi hijo, médicos de atención primaria, los primeros), fuerzas de seguridad, transportistas, taxistas, pequeños comerciantes, militares, repartidores, etc que lograron que nuestro mundo no se parara. Los Fernando Simón, con su ministro, que a pesar de no acertar con la curva, estaban ahí dando la cara todos los días. Las monjitas y empleados de residencias de ancianos... Tantos....


Como dice el juramento: Sí dejaré mi vida..... pero para que puedas tener una opinión distinta a la mía, para que la Montero siga empeñada en que hablemos con la "e", aunque yo no le haga ni caso; para que cada cual se acueste con quien quiera, a pesar de que soy hetero monógamo, y aquellos que no tengan más remedio, puedan optar a una muerte digna; para que con mi prima de Barcelona, la abogada defensora de los separatistas, pueda coincidir algún día en ese pueblo diminuto de Soria y tomar una cerveza, un café o un vermú. Con el facha o el  intransigente adoctrinado del otro lado: ni agua.

Quiero que la gente de izquierda no sientan verguenza de la bandera de España, y que sea nuestra. Tengo unas cuantos "hilos de discusión" al respecto con Alejandro, con Lola y sobre todo con Ignacio. Y ultimamente con Gloria.  Y a pesar de las posturas encontradas,  no por ello voy a  dejar de compartir el horizonte de Sobrepuerto, tomar cervezas en el Gallinero o los cafés en las Atilanas con estos compañeros de discusión.

Gracias Pedro Sánchez por ese decorado

Me gustaría que entendieramos que sentirse español no está reñido con sentirse aragonés, con sentirse europeo.

Siento gran envidia cuando veo a  ciudadanos de otros paises unidos ante la desgracia compartiendo su bandera y cantando su himno; sobre todo de los franceses, a quienes durante tanto tiempo hemos tenido como ejemplo de valores democráticos, pero que en las últimas elecciones presidenciales nos hacen presagiar un negro panorama en Europa.

No obstante todo lo anterior, tenemos todavía mucho trabajo por delante:  una posible reforma de la Constitución, un sector público en constante cuestionamiento por la voracidad liberal, un enquistamiento y radicalización de las posiciones políticas, y una manipulación y perdida de confianza en los medios de comunicación.  Por eso, como en la pandemia, sólo juntos y unidos saldremos adelante. Con España y con Europa.

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