jueves, 29 de marzo de 2012

El día que me hice perroflauta


29 de marzo. Huelga general. La reforma laboral es una puñalada trapera Hay que hacer algo, aunque estoy convencido de que el gobierno no va a dar marcha atrás. Tampoco quiero apoyar a los sindicatos tradicionales. Me entero de la convocatoria de un “Bicipikete” y  creo que es donde mejor voy a poder expresar mi malestar, aunque a mis 49 años voy a cantar un poco entre tanto jovenzano peludo y antisistema.

Me visto todo de negro hasta las zapatillas, calcetines y ropa interior, más que nada para mimetizarme con el entorno, y si el bicipikete se convierte en una bicifestación nudista, por lo menos ir bien mudado.

La convocatoria es a las 7 de la mañana, pero me entretengo explotando varios petardos falleros en el barrio de la Azucarera, para ir despertando al pijerío que vive por la zona. Gran error, pues aparte  de que casi me quemo, esta distracción y unas fotos que tomo a un Coso Bajo inusualmente vacío y que presagia un éxito de la huelga,  hace que llegue a la Plaza de los Sitios, lugar de la convocatoria, 20 minutos tarde. Ya no hay nadie. Empieza una frenética búsqueda de peludos en bicicleta.



Pº Independencia, Mª Agustín, Pza, Europa, Cortes de Aragón, Pignatelli,  Pza. del Pilar, Via Universitas, Gran Vía,  ida y vuelta. En mi desesperación estoy a punto de preguntar a una pareja de municipales  si han visto una caravana de ciclistas que se dedican a entorpecer el tráfico y tocarles a ellos las narices. Mejor no les pregunto. Recibo una llamada de mi familia informándome de que debajo de nuestra casa, en la plaza Mozart,  hay un grupo de ciclistas dando vueltas a la rotonda, provocando el caos y originando una pitada que les ha despertado. Mi hijo me dice que como esté yo en esa movida esta noche duermo en la galería. ¡¡Que más quisiera que estar con ellos!!!, es lo que llevo buscando desde hace tres cuartos de hora. El cabreo de mi familia se torna preocupación cuando me comentan por telefóno que la policia está cargando con escudos y porras para despejar el tráfico. Es la llamada del 7º de caballería a la que acudo raudo y veloz en auxilio de mis nuevos compañeros (estoy buscando llevarme una buena hostia). En el puente de Hierro recojo a varios ciclistas que también van buscando al bicipikete.  Ellos han recibido la misma información hace un momento a través del facebook. Ya no estoy solo. En la Plaza Mozart ya no hay nadie, ni mi familia en la galeria; vamos hacia la rotonda del Grande Covián donde tampoco hay nadie. En un bar, donde solo preguntamos, nos indican que han ido hacia bomberos. Llegamos alli y tampoco hay nadie. Recorremos el Actur, puente de la Almozara, las Cortes, estación del Portillo, de nuevo el Pignatelli. Me separo de mis compañeros, ya que nuestra sociedad no está dando frutos. Llevo casi dos horas a todo pedal sobre Zaragoza y tanto kilometro urbano de bicicleta empieza a hacer estragos. Y lo confieso: me tuve que tomar un café-esquirol para coger algo de calor, hacer un pis y darle un descanso a mi zona escroto-perianal.

A las 9,30  pienso que el bicipikete acudirá al Corte Inglés, un clásico en las huelgas generales, a las 10 de la mañana, mas que nada  para ver si queda algo de la Semana Fantástica.
Casi se me saltan las lágrimas cuando, por fin, me integro en el bicipikete y comenzamos a dar vueltas al Corte, somos aplaudidos y vitoreados por el público, algún municipal intenta hacernos parar en algún cruce pero sin éxito. Hago fotos y me graban en ZTV. (ver el tramo de video 0:29), y que apareció en la portada del Heraldo digital.

 Ver el Segundo 0:29










Varias vueltas alrdedor del Corte Inglés en las que me siento un torero en plena  tarde de faena, y posteriormente  continuamos nuestro periplo urbano hasta llegar a la plaza del Pilar. Bocata, botella de agua y un rato al sol, que no tiene precio. Cuando intento reiniciar la marcha me percato de  la zona  donde la espalda pierde el nombre,  no me permite montar en bici. Me voy a casa andando y  disfrutando de una mañana fantástica en todos los sentidos. El cuenta-kilómetros de la bici indica que he hecho unos 43 Km.





3 comentarios:

  1. jajajajaja, Carlicos, pringaillo, pero ole tus huevos (en todos los sentidos...)

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  2. jajaja, qué divertido, pareces el protagonista de una película. Ha quedado claro que estas aventuras y desventuras en busca del bicipikete no eran fantasía, la firma del esfuerzo queda bien clara en ese instante 0,29, con una merecida cara de satisfacción.

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  3. Y digo yo, Carlos, pero a esto viniste desde Francia o aun estás haciendo maletas jajjaja

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